Mario
Picardo
El paisaje urbano es una fuente de inspiración diaria para Mario Picardo. Siempre que se desplaza por la ciudad, saca su teléfono para fotografiar, filmar y recoger indicios de nuestra sociedad. Ya sea un simple envoltorio de comida o un objeto abandonado, todo confluye para formar una biblioteca de pistas y formas que alimentan los numerosos conceptos que luego llenarán cuadernos enteros de bocetos.
De este pozo de referencias es de donde Mario Picardo, apasionado de la semiología, la pintura americana y la cultura popular de los 90, saca la inspiración para pintar.
Sin embargo, su obra no puede limitarse a una mera reproducción de lo que ha visto y recogido en sus cuadernos: en la serenidad de su estudio, el pintor dedica toda su energía a expresar las formas y los signos de la ciudad en grandes lienzos, patchworks, etc.
En sus creaciones, los colores llamativos se juntan con los elementos negros y sobrios sobre diversos soportes, como elementos revestidos, estirados sobre bastidores, papel, cumpliendo el propósito del artista de elevar la artesanía al estado de arte.
Al crecer junto a su padre, pintor de casas, Mario Picardo heredó la atracción por los materiales de construcción, ampliamente preferidos sobre los de las bellas artes, y un cierto gusto por la minuciosidad.Los tiempos que pasó en el camión de su padre, utilizado como taller ambulante, le dieron el gusto por la optimización y la reapropiación de los espacios y los materiales.