Mis cuadros surgen de mi personalidad observadora: Me considero más un observador que un participante en las situaciones en las que me encuentro. A través de mis cuadros, utilizo esta lente para analizar comportamientos humanos, escenas e interacciones, aprendiendo sobre mí misma y mi relación con lo que me rodea. Encuentro una gran conversación sobre nuestra cultura contemporánea en torno a la mesa y la comida, que también se expande en torno a nuestras naturalezas muertas y entornos. Hay infinitas posibilidades no sólo de experimentar a las personas en lugares y tiempos, sino también de describir sus experiencias sin necesidad de incluir a los propios participantes. ¿Qué dicen de nosotros nuestros "stuff" físicos? A veces lo encuentro fascinante y desafiante en un mundo que se centra principalmente en la representación figurativa de la experiencia y la historia humanas, mientras que nuestro entorno y los restos de nuestras experiencias se convierten cada vez más en lo que nos define en la cultura occidental. A lo largo de mi obra, miro de forma introspectiva nuestros momentos de celebración, íntimos, románticos y vulnerables, y comparto esas experiencias personales de forma visual. Al centrarme en objetos y lugares repetitivos en estas composiciones, podemos empezar a definir una experiencia, una cultura y un grupo de personas sin incluir a los participantes. Mi obra es también una forma de traducir una transformación y catarsis que estoy experimentando en mi vida a medida que me vuelvo más autorrefictiva. Aprovecho la oportunidad para contar mis historias personales y mis experiencias de felicidad, dolor, amor, pérdida y crecimiento a través de mi personalidad observadora: captar los momentos de encuentro, los ecos de la gente, los lugares y las situaciones que son míos y totalmente personales, pero al mismo tiempo abarcadores y relacionables.