Ivan Seal (1973) vive y trabaja en Berlín, Alemania. Pinta naturalezas muertas inquietantes y extrañas que visualizan representaciones realistas de objetos encontrados. Desdibuja los límites entre realidad y ficción ilustrando formas abstractas y distorsionadas que surgen de su imaginación.

Sus formas masivas, voluminosas y cristalinas cobran vida raspando y aplastando pintura al óleo fluida con cuchillos y raspadores de fabricación propia. Estas formas circulares se colocan sobre un fondo de tonos cambiantes para crear la ilusión de cristales, ojos y portales. Las enormes formas se transforman después en puntos de entrada o salida que actúan como pasarelas entre dos universos. Las pinturas miran hacia fuera y hacia dentro, observando lo que tienen delante y siendo al mismo tiempo el objeto a la vista. Guerreros, monstruos y seres espirituales merodean o vigilan en los espacios entre los cristales mientras permanecen inmóviles, incapaces de moverse debido a la técnica del empaste que inunda sus cuerpos. Se utilizaron generadores de palabras de inteligencia artificial para crear los títulos de las obras, inspirándose en la terminología farmacéutica.

Las pinturas de Ivan Seal pueden considerarse elementos de un archivo más amplio y continuo. Este archivo sirve como registro de la mente errante de una persona mediante la recopilación de objetos de la memoria. Seal utiliza la creatividad y los recuerdos para producir cuadros planos y tridimensionales, realistas y, a la vez, de otro mundo.