Bea Scaccia realiza pinturas y animaciones cuyas imágenes sirven de reflexión sobre el género, la identidad, la belleza y la monstruosidad. Su obra excava la psique y el subconsciente para cuestionar nuestras seguridades.

Scaccia se mueve por una curiosidad explícita hacia las expresiones de la exageración humana. Fuertemente influida por el costumbrismo de su ciudad natal, cerca de la capital italiana, y luego por la naturaleza extremadamente comercial y ficticia de Nueva York, donde vive, se centra en los dispositivos de composición de máscaras en la identidad humana. Cegada por la estética seductora de las pelucas venecianas, por los trajes de la commedia dell'arte, admira a Domenico Gnoli y se deja acompañar por el legado surrealista de la historia del arte. Scaccia reelabora los elementos que forman parte de la ilusión de belleza y de la construcción de la apariencia, comprimidos en el lienzo como conjuntos surrealistas de afectación. Los objetos así descontextualizados, alejados de la figura humana o del vestuario, dejan de mantener un aura de prestigio de singularidad, dando lugar a verdaderas parodias del bon ton". (B.Monti).   

Bea Scaccia, que pasó su infancia en Veroli, Italia, obtuvo su licenciatura y maestría en la Accademia di Belle Arti de Roma, estudiando con Gino Marotta. En 2011 se trasladó a Nueva York.

Ha realizado exposiciones individuales en lugares como JDJ Tribeca, Nueva York (2022); el Museo de Arte de Katonah, Nueva York (2021); Cuchifritos Gallery, Nueva York (2014). Su obra se ha incluido en exposiciones colectivas en Sargent's Daughters West, Los Ángeles (2023); Magazzino Italian Art, Nueva York (2020); The Center for the less Good Idea, Johannesburgo (2020); American University's Katzen Arts Center, Washington, D.C. (2016).

Su obra está presente en numerosas e importantes colecciones públicas y privadas, como la Fundación William Louis-Dreyfus y el Museo de Arte de Portland.