Oli

Epp

Los cuadros de Oli Epp giran en torno a una serie de temas que tienen que ver con el elemento tragicómico de vivir en la sociedad del siglo XXI, abordando la complejidad de la identidad y las ansiedades de vivir en la era digital; el consumismo y el consumo que conducen al control y la adicción, la ansiedad y el conflicto. Los cuadros funcionan de una forma cíclica e interminable de Epp que cuestiona irónicamente los idealismos y nuestra búsqueda de la perfección y el conflicto que surge como resultado.

La obra se centra en el cuerpo y su relación con el mundo y los demás, su forma acentuada; cabezas grandes, extremidades exageradas, aplanadas, casi de dibujos animados. Pero no nos equivoquemos, lo que Epp hace con estas figuras avatarescas, casi ingenuas, narcisistas y a veces sexualizadas en sus cuadros es transmitir una exteriorización de conflictos o estados internos. Bajo la brillante estética pop se esconde a menudo una narrativa más oscura y aleccionadora.

La estética general de los cuadros de Epp transmite el mundo digital, imitando la pantalla y jugando con la fisicidad de la superficie. La planitud y luminosidad de su obra refleja nuestra compleja relación con la tecnología; cómo la utilizamos como extensiones de uno mismo o como un simulacro de nuestra personalidad, como una fachada.

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